Carlos Álvarez es secretario general de la Asociación Civil África y su Diáspora para la defensa de los derechos humanos. Nacido en Uruguay y radicado en la Argentina, es educador popular y militante del movimiento Afro desde 1996. Su experiencia como activista contra la discriminación racial confluyó con lo que él denomina su “coming out”, “fue ahí cuando el machismo, el sexismo y la homofobia se transformaron en nuevas categorías de análisis y de lucha”, discriminaciones “que debían ser combatidas promoviendo nuevas articulaciones y estrategias de acción”, comenta en entrevista con el CLAM.
¿Cómo se formó el grupo África y su Diáspora?
La organización África y su Diáspora está integrada por afroargentinos/as y africanos/as residentes en la Argentina. Nuestro objetivo fundamental es visibilizar la presencia afro en este país y acabar con el mito de que aquí no existen negros/as. Promovemos acciones de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, y la homo/lesbo/transfobia, que tanto impacto tienen dentro de la comunidad afroargentina, la comunidad LGBT y, obviamente, en la sociedad en general. Tenemos fuerte enclave regional, por lo cual co-coordinamos la Comisión de Afrodescendientes y Africanos del Consejo Consultivo de la Cancillería Argentina, como modo de articular la organización, implementación y monitoreo de políticas públicas y acciones afirmativas de respecto de nuestro derechos.
Otro enclave nuestro es en la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, donde trabajamos para sensibilizar a la comunidad afro contra la discriminación de personas que manifiestan una orientación sexual diferente de la heterosexual, y para combatir el racismo dentro de la comunidad LGBT. En este sentido, desde hace tres años venimos promoviendo encuentros y acercamientos entre estos dos movimientos y organizaciones tanto en Buenos Aires como en Montevideo.
Perteneces también a la Articulación Afro-LGBT del Uruguay. ¿Cómo se gestó?
El Grupo África y su Diáspora ha mantenido estrecha relación con otros movimientos y asociaciones sociales que luchan por una sociedad más justa y equitativa. En el marco del Foro Desidentidades desde el año 2007, junto al grupo Mizangas (colectivo de mujeres jóvenes negras) y el Colectivo Ovejas Negras del Uruguay, cuyo tema es la diversidad sexual, promovimos y creamos la Articulación Afro LGTB. Nuestro objetivo es propiciar instancias que visibilicen las necesidades de gays, lesbianas, travestis y transexuales afro en ambos movimientos y potencien, nuestras luchas y avances en la reivindicación de los derechos humanos.
La verdad es que a nuestra comunidad le cuesta mucho asumir y visibilizar estos temas, la homofobia contradictoriamente ha estado presente en nuestro movimiento, aún entre aquellos activistas comprometidos en la lucha contra el racismo. Lo mismo te puedo decir de las expresiones y reacciones clasistas y racistas que cotidianamente nos vemos obligados a lidiar como personas negras dentro de la comunidad LGTB. Por ello esta articulación es sumamente importante es este momento, pues la reconfiguración de las practicas racistas sólo puede detenerse con un movimiento organizado que incorpore en sus practicas y contenidos entrecruzamientos entre cuestiones étnicas, de clase, de orientación sexual y de generación. Así podremos incentivar marcos de trasformación con base en el respeto de la multidiversidad, incluso dentro de nuestros propios colectivos.
Este desafío es crucial a la hora de pensar políticas antidiscriminatorias. También estamos en constante dialogo con organizaciones del movimiento afrobrasileño y grupos LGBT de afrodescendientes en ese país, caminando hacia una instancia de articulación mayor.
Al pensar en individuos negros y homosexuales, por el hecho de reunir dos marcadores de diferencia históricamente estigmatizados, ¿podríamos pensar en una doble discriminación?
Mas que una doble discriminación hablaría de un entramado complejo de discriminaciones que socavan los derechos de gays, lesbianas y trans, especialmente si somos negros o negras. Dentro de algunas organizaciones LGTB nuestros planteos no son tomados en cuenta y algunas veces somos ninguneados. Es claro que en la lógica de las organizaciones sociales se sigue produciendo una especie aplastamiento de las minorías. Muchas veces no se quiere reconocer la presencia ni el ejercicio del racismo entre gays, lesbianas y trans y se minimizan y menosprecian nuestros aportes, a tal punto que se han construido discursos racistas sobre nuestras organizaciones afro.
En ese sentido lo que pretendemos es abordar estos temas de manera trasversal. Muchos activistas gays, parece que quisieran medir la cantidad de “gaytud” y compromiso de nuestras organizaciones afro, no por el compromiso y la lucha por estos temas, sino por la cantidad de mujeres, varones o personas trans afros que tenemos. Como si salir del closet para gays, lesbianas y trans afrodescendientes y africanos/as no estuviera interpelado por una represión particular, por la religión, el estigma social y la homofobia que arrastra nuestra comunidad, que sólo habilita ser gay dentro de ciertas expresiones y manifestaciones culturales como la danza, el teatro, o dentro de ciertas religiones, como si la lucha y el compromiso fuera un tema de números.
Muchos activistas gays se permiten cuestionar el machismo dentro de nuestra comunidad afro pero no problematizan la hegemonía blanca y clasista en sus prácticas. Es aquí donde vemos un punto de inflexión para nuestras articulaciones y un modo más de expresión del racismo. Es como pensar que sabiendo lo difícil que es para el movimiento de la diversidad sexual empoderar y modificar las condiciones de exclusión y extrema vulnerabilidad en que viven los colectivos de travestis y transexuales, pudiéramos medir nuestro compromiso en priorizar la lucha por la situación de compañeras y compañeros trans, a partir del número de travestis y transexuales que integran nuestras organizaciones.
Creo que ser negro y homosexual no es fácil en ningún contexto. Ni siquiera en el sentido de “levantar” o seducir personas utilizando el “exotismo”, lo cual al fin y al cabo es un modo más de expresión del racismo instalado en nuestras sociedades.
A partir de tus comentarios, podríamos pensar que existe un ideal "blanco" entre los paradigmas de belleza y los cuerpos más aceptados entre la comunidad gay argentina. ¿Cómo son percibidos los negros en los circuitos gays de ese país?
En mi opinión se da un doble juego. Como decía anteriormente, a muchos les parece exótico y novedoso tener sexo con un afro. Hay una frase clásica, que siempre escuchamos después de un encuentro sexual: “Sos el primer negro con el que tengo relaciones”. ¿Qué podríamos decir nosotros al respecto, “Sos el gay blanco numero tal?” ¿Cómo es leído esto? Por otro lado, también se dan manifestaciones de rechazo en base al estigma de la peligrosidad del hombre negro o al estereotipo clasista que asocia a los negros básicamente a la pobreza. Ambas situaciones están cargadas de racismo y discriminación racial, y son justamente el tipo de prácticas que nuestras organizaciones quieren cambiar a través de la sensibilización, intentando así construir relaciones de respeto mutuo y equidad. Por eso no queremos ni podemos tolerar frases como: “mira fulanito, el bombón que se está comiendo”, a los negros siempre se nos ubica como objetos pasivos y a disposición del deseo del otro. No estoy tratando de victimizarnos, por el contrario, pero creo que los cambios culturales son lentos y que es mucho el camino que falta por recorrer.
Como ya comentaste, además de las reivindicaciones referentes a los derechos humanos respecto a la sexualidad, una de las discusiones principales de África y su Diáspora consiste en la lucha por acciones afirmativas para afrodescendientes en la Argentina. ¿Cómo se establece ese debate?
Los derechos humanos de los afroargentinos se ven vulnerados en distintos ámbitos sociales, como producto de una invisibilización histórica que también es promovida por el estado. La migración constante de africanos, africanas y de afrodescendientes de otras regiones ha hecho que nuestra presencia en la Argentina sea más visible. Pero también se desató una ola represiva, violenta y de constante agresión y hostigamiento de las personas africanas que llegan en condición de peticionantes de refugio.
Es increíble la cantidad de denuncias que la organización recibe sobre abusos sistemáticos por parte de la policía contra africanos y africanas que se ganan la vida como vendedores ambulantes. A esto se suma su fragilidad social debido a temas de documentación y a las prácticas racistas y xenofóbicas a las que se ven expuestos.
En este contexto, las pocas acciones que parten del Estado tienden a identificar a las personas negras exclusivamente en términos de manifestaciones culturales. Esto también es una forma de cosificación, producto de un tipo de racismo institucional que existe, se ejerce y se acentúa en ciertos organismos estatales en la Argentina. Se promueven desfiles y bailes que continúan estigmatizando a los afrodescendientes, al vincular sus aportes exclusivamente a lo artístico, especialmente la danza, lo cual fortalece un espíritu de falsa integración y visibilización.
Desde África y su Diáspora estamos coordinando la comisión de Afrodescendientes y africanos/as del Consejo Consultivo de la Cancillería Argentina, un espacio que promueve una mirada integral, democrática y respetuosa de nuestras reivindicaciones. En ese marco se organizo el Primer encuentro de Derechos Humanos y Cultura Afro en Argentina, con el apoyo de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El objetivo del Encuentro fue promover un espacio de debate y reflexión sobre la actual situación de los derechos humanos de afrodescendientes y africanos/as en el país e impulsar la reflexión y la enseñanza de las prácticas culturales de nuestra comunidad, a partir del encuentro e intercambio de experiencias, talleres y propuestas entre diversos colectivos sociales, culturales y políticos.
A diferencia de Uruguay y Brasil, que han podido generar políticas y acciones afirmativas y mecanismos de equidad racial desde el Estado, en Argentina este tipo de reivindicaciones recién comienzan a instalarse. Algo que con alegría viene a abonar este terreno es que desde la Comisión se ha logrado que el Instituto de Estadística y Censos (INDEC) incorpore en el próximo censo poblacional del 2010 una pregunta que releve la cantidad de afroargentinos/as existentes. Este logro permitirá acabar con el mito políticamente sostenido de que en el país no existen negros/as y permitirá saber cuántos somos y en qué condiciones vivimos. Ese es un elemento fundamental que, según los operadores políticos, hasta ahora ha impedido la implementación de políticas públicas y acciones afirmativas para esta población.
Uno de los logros concretos fue haber comenzado un dialogo político y directo con referentes de varios movimientos sociales para que estos temas sean incorporados en sus agendas. A partir de ello, actores políticos de distintas áreas del gobierno que trabajan en pro de los derechos humanos y la integración reanudaron sus compromisos con nuestra lucha, ya que al fin y al cabo la lucha contra la discriminación debería ser de todos y todas. Por ejemplo, a través del Consejo Consultivo estamos en articulación con la Dirección Nacional de la Juventud, la Cancillería Argentina, la Secretaria de Cultura de la Nación y otros organismos.
También tenemos articulación con otros movimientos sociales. Además del LGBT, está la Central de Movimientos Populares, y el Movimiento Evita, que asumieron el compromiso de incorporar en sus agendas la lucha contra el racismo y la discriminación, teniendo una mirada más integral de la problemática y no sólo la cuestión de la clase social y la pobreza.
Es fundamental entablar lazos de acción conjunta y aprender de las articulaciones y los modos de acción de los movimientos sociales, como elemento importante para potenciar la experiencia de nuestro colectivo.