Ivonne Wilches es psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia, Magíster en Estudios de Género de la misma institución y desarrolla su labor en el campo de la psicología social, como apoyo a mujeres víctimas de violencia, especialmente dentro del marco del conflicto armado en ese país. Actualmente integra la Corporación Sisma-Mujer, una organización no gubernamental feminista, destinada a la defensa de los derechos humanos de las mujeres. Esta institución, creada en septiembre de 1998 como entidad privada sin fines de lucro, busca posicionar a las mujeres como interlocutoras ante el Estado, en la defensa y promoción de sus derechos humanos.
Frente a la conmemoración de un nuevo Día de la Acción por la Salud de la Mujer, Wilches considera necesario cambiar la concepción de salud, emprendiendo acciones que contemplen la salud para las mujeres de manera plena, en sus aspectos físicos, emocionales, de desarrollo y de bienestar.
¿Cuáles son las acciones que deberían realizarse en Colombia en pro de la salud de las mujeres?
Creemos que la gran dificultad para que las mujeres puedan ejercer su derecho a una salud plena es la concepción misma que se tiene de salud. La salud es considerada especialmente en la perspectiva del tratamiento y no de la prevención. Asimismo, la salud de las mujeres no es vista de manera integral; generalmente cuando se habla de acciones o programas de salud para las mujeres se piensa en programas que contengan cuestiones relativas a la reproducción. Es necesario que se emprendan acciones que contemplen la salud para las mujeres de manera plena, en sus aspectos físicos, emocionales, de desarrollo y de bienestar.
Las acciones en salud para las mujeres deben necesariamente enmarcarse en el derecho de las mujeres a tomar decisiones sobre su cuerpo y su vida, a gozar de tiempo libre, de reconocimiento y disfrute de todos sus derechos humanos. De lo contrario, sólo tendremos controles prenatales a madres gestantes en una visión muy restringida de lo que significa el asunto.
En Colombia, a partir de la despenalización del aborto en tres casos, se han presentado una serie de obstáculos para que las mujeres accedan a los servicios de aborto seguro ¿Qué piensa de esa situación? En relación con la objeción de conciencia, ¿qué acciones se han llevado a cabo y que acciones se debería implementar para que a las mujeres no se les niegue el derecho a acceder a servicios seguros de aborto?
La despenalización del aborto en Colombia es todavía limitada y sigue sometida a una decisión que toma el médico tratante, muchas veces supeditada a su opinión personal sobre el aborto. No hemos logrado que se entienda que estamos hablando de un fallo constitucional y que hay una reglamentación que obliga a el sistema de seguridad social a atender a las mujeres que requieran una interrupción voluntaria del embarazo. La existencia de la objeción de conciencia por causa religiosa no impide que el médico que objeta derive a la mujer que lo consulta a otro médico que sí la atienda. De todas formas, es una obligación del Estado prestar un servicio digno y de calidad a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo en las circunstancias previstas por el fallo. Sin embargo, en Colombia todavía es más fácil hacer un aborto ilegal y clandestino que solicitar un servicio, despenalizado y reglamentado, en una entidad de salud del Estado.
La acción más importante en relación con la objeción de conciencia, y sobretodo de su mal uso, es denunciar la falta de reconocimiento del derecho de las mujeres y, especialmente, entender que el aborto no es una cuestión religiosa, ni moral, sino un derecho de ellas para optar y para decidir si quieren o no tener hijos, cuándo, cómo y en qué momento de sus vidas.